8 de julio de 2011
A diferencia de varias otras Facultades de la UBA donde las autoridades de Departamento y de Carrera son electas en forma democrática por docentes y estudiantes, en Ciencias Económicas son designadas por el Decano. Este origen de la autoridad condiciona el accionar de cada unidad administrativa. Mientras que la organización democrática de los departamentos posibilitaría la participación de docentes y estudiantes en el quehacer diario de las carreras, cuando las autoridades no son electas tiende a haber manejos opacos y discrecionales.
La Licenciatura en Sistemas es una de las carreras con menor matrícula de Económicas: cuenta con 200 docentes y 1.500 estudiantes. Tanto en las cuestiones más cotidianas como en los problemas de mayor relevancia, campea un estilo de conducción unilateral y ello se manifiesta en diversos aspectos.
Comencemos por los concursos docentes. Si se consulta la página web de la facultad, se podrá comprobar que existe un verdadero monopolio en las ternas de jurados, en las que aparecen en una alta proporción Claudio Freijedo, Carlos Waldbott y Pablo Rota, por dar los nombres más repetidos #. Los dos primeros son autoridades del Departamento y el tercero es un consejero. De esta forma, en Sistemas la figura del jurado académico y la del funcionario se fusionan en una sola persona con una notable frecuencia. Guillermo Tricoci, también integrante del Departamento, es otro de los que aparecen en forma reiterada. Otro aspecto que llama la atención es el recurso asiduo por parte del Departamento al concurso “interno”, que permite que estos actos se lleven a cabo sin publicidad oficial alguna y, por consiguiente, crea un marco dentro del cual las decisiones pueden asumir características discrecionales. En los últimos tiempos las selecciones de los candidatos que no están sujetas a sus méritos vienen en aumento. Esto ha motivado que en una reciente reunión de la gremial, los docentes de la Licenciatura en Sistemas hayan resuelto garantizar que en el futuro todos los concursos (cualquiera sea la forma en que estén organizados) sean fiscalizados por miembros del gremio o por Consejeros Superiores, con el fin de evitar irregularidades. Asimismo se acordó que cuando haya fallas en los dictámenes o en los procedimientos esas actuaciones serán impugnadas.
Fuera del tema concursos, la relación del Departamento con sus docentes dista de ser normal. Las modificaciones injustificadas en los horarios de los cursos son cosa corriente y eso, en algunos casos, ha provocado deserciones de gente valiosa. Muchas iniciativas docentes, que son trasladadas a las autoridades, van a vía muerta. O, lo que es peor, tienen otro destino. Recientemente, un profesor propuso al Departamento un programa para desarrollar una materia optativa. La cuestión tuvo un trámite muy rápido porque las autoridades la aprobaron, en vista de la utilidad de la materia y de la aptitud del programa, aunque designaron a un allegado al frente de la nueva materia y no al profesor que la sugirió. En síntesis, no existe un nexo de confianza e interacción entre el cuerpo docente y las autoridades. Al contrario, la actual gestión tiende a desalentar cualquier proyecto o propuesta por parte de los docentes.
Otra cuestión que viene provocando una creciente reacción es la actitud del Departamento hacia los auxiliares docentes. Sin necesidad de entrar en casos individuales, lo cierto es que el departamento dispone de criterios sumamente confusos para los nombramientos. Como consecuencia de ello, en muchas materias los docentes a cargo del curso deben trabajar con auxiliares sin designación. Por lo demás, este es un fenómeno muy extendido en la UBA y, sobre todo, en la Facultad de Ciencias Económicas.
Sin embargo, las relaciones con los docentes auxiliares alcanzan otras aristas. En varios de los departamentos y carreras de Económicas, se estimula la participación de los auxiliares en eventos académicos. Por ejemplo, en las Jornadas de Epistemología organizadas por el Departamento de Humanidades, que cuentan con asistencia de investigadores del exterior, los auxiliares (así como los estudiantes) pueden participar a la par de otros asistentes u expositores.
En una universidad pública, como lo es la UBA, los eventos académicos constituyen un ámbito que, entre otras cosas, contribuyen a la formación de las nuevas camadas docentes y de estudiantes. Nadie podría negar que en la facultad existen dificultades de diverso tipo y que, en muchos casos, no se solucionan a pesar de que los remedios están a mano. Pero, en ningún ámbito se da, años tras año, una política de exclusiones como en el Departamento de Sistemas, que se rige en este asunto por criterios elitistas. En un reciente comunicado enviado por Victor Veriansky, funcionario de dicha unidad, se aclara que en las jornadas del próximo sábado 19 de noviembre sólo pueden presentar trabajos los auxiliares “con nombramiento docente”. Dicho de otra forma, si un auxiliar elabora un trabajo que cumpla los requisitos exigidos de jerarquía académica, no podrá ser aceptado porque no tiene designación.
Cada vez que surgen críticas por parte de los docentes, las autoridades del Departamento de Sistemas afirman que llevan a cabo una política de “puertas abiertas”. Sería difícil aceptar esa afirmación, en vistas de las exclusiones y de los manejos arriba descritos. En los últimos meses, un grupo de docentes de larga trayectoria en la carrera solicitó una entrevista para tratar estas cuestiones junto con las autoridades de la gremial. La entrevista fue denegada.
AGD-Económicas brega por un reordenamiento democrático en la facultad, que empiece por elecciones libres y participativas para Juntas por Carrera y por Departamento. El Departamento de Sistemas no está excluido de esta reivindicación general. Al contrario, se encuentra en la primera fila de este reclamo.
AGD-ECONÓMICAS
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