martes, 2 de noviembre de 2010

Por la democratización del gobierno de las carreras en FCE, hacia las Juntas por Carrera


Documento de análisis

Por la democratización del gobierno de las carreras en FCE, hacia las Juntas por Carrera

El presente documento expresa una preocupación de vastos sectores de nuestra Facultad, y pretende llamar a la reflexión y el debate en torno a la representación de los diferentes miembros de la comunidad académica en la estructura de gobierno y gestión de la FCE. La falta de democracia presente en la elección y composición de los distintos órganos de decisión (tanto en nuestra facultad como en la UBA en general) no es una novedad sino que es un problema histórico que aqueja a todos los integrantes de la comunidad académica.
En particular, la sucesión de irregularidades ocurridas en el Departamento de Economía en los últimos meses ha puesto sobre el tapete una cuestión fundamental: ¿cómo es posible que un funcionario designado por el Decano pueda cometer semejantes exabruptos, insultando y agraviando en forma sistemática a docentes de esta casa de estudios, incluso de su propio Departamento? ¿No existen, acaso, procedimientos que puedan garantizar un funcionamiento distinto de los órganos de gestión, que permitan desterrar este tipo de prácticas?
Las autoridades de las Direcciones de Carrera y Departamentos son designadas por el Decano, que a su vez es elegido por el Consejo Directivo (CD). El mismo se compone de 4 Consejeros por el Claustro de graduados, 4 por el Claustro de estudiantes y 8 por el de profesores. No obstante, como sólo los Docentes concursados pueden votar a sus representantes en el claustro de profesores, y debido a la falta de llamados a concursos y la extendida práctica de nombramientos interinos (sólo el 16% de los docentes de la FCE están concursados), la mayor parte de ellos no puede hoy participar de las decisiones de la Facultad, ni siquiera a través de su voto.
Ahora bien, esto se agrava aún más si analizamos la situación de las autoridades para cada carrera en particular. Como el estatuto no establece una participación mínima en el CD para cada una de las carreras, es perfectamente factible que haya alguna sin representación en el mismo, dándose la claramente antidemocrática situación de que docentes y estudiantes de una carrera no puedan participar en las decisiones concernientes a su propia vida académica.
Esto podría subsanarse parcialmente con canales institucionales a través de los cuales los docentes y estudiantes puedan hacer llegar sus opiniones, o participar de las cuestiones que hacen al contenido y la práctica educativa de su carrera. Sin embargo, esos canales hoy no funcionan. Por caso, la última reunión convocada por el Departamento de Economía al conjunto de docentes titulares y asociados a cargo fue en 2006, y resultó únicamente en una declaración de intenciones por parte de las nuevas autoridades. La urgencia del cambio deviene de las amplias e importantes funciones que desempeñan estas autoridades hoy designadas antidemocráticamente. Pues lo cierto es que el sistema de designación hoy vigente, que excluye a los docentes y a los demás miembros de la comunidad académica de la participación, no ha servido para discutir y menos todavía para resolver los problemas de la carrera. Todo lo contrario.
De manera específica, esto se observa en que la política de llamado a concursos, nombramientos y rentas es manejada de forma discrecional, sin discusión. Esa discrecionalidad deriva también en otros problemas elementales, rayando en lo absurdo. Hay pocos docentes titulares que no hayan tenido dificultades para efectivizar el nombramiento de docentes auxiliares de sus cursos. Asimismo, no hay participación de la comunidad académica en lo que debería ser la vida normal de los departamentos y las carreras (revisión de contenidos, correlatividades, plan de estudios).
A veces, cuando a las autoridades les resulta imprescindible actualizar programas, recurren al procedimiento de solicitar esas modificaciones al titular de cátedra, en vez de plantear un debate académico abierto, capaz de enriquecer los cambios con nuevas perspectivas. Este procedimiento no hace otra cosa que reforzar en los hechos camarillas docentes dispuestas a no abrir nunca el debate y a perpetuarse en la conducción de la Facultad.
Mientras tanto, las voces opositoras han sido silenciadas y la largamente demorada reforma al Plan de Estudios de la carrera de Economía nunca ha sido impulsada, a pesar del reclamo explícito de buena parte de la comunidad académica y de que el Plan actual ya tiene 13 años sin una actualización – años en los que se vivieron profundísimas transformaciones en la economía local, regional y global, así como numerosas nuevas discusiones en el campo teórico. Esta situación impacta fuertemente tanto en el quehacer de los docentes como en la formación de los estudiantes. Incide sobre el rol general que cumple la Universidad Pública en la sociedad, desde el punto de vista de la reproducción de prácticas antidemocráticas y no representativas, el silenciamiento de las mayorías, y la orientación social de las carreras.
En definitiva, las políticas y acciones ejecutadas desde el Departamento y la Carrera de Economía resultan ajenas a los miembros de esta carrera. Por el contrario, deberían ser los docentes y estudiantes quienes participen directamente, a través del debate y la búsqueda de consensos, de las decisiones en torno a su práctica docente, a los contenidos que se dictan y a sus condiciones de trabajo.
Este sistema antidemocrático ha mostrado su faceta más oscura en estos días, a través de los últimos acontecimientos que pusieron a nuestra carrera en los medios de comunicación, y que terminaron con pedidos de licencias y sumarios. Nos preguntamos entonces: ¿por qué la Facultad de Ciencias Económicas no puede seguir el camino de Exactas, de Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras y regirse por Juntas de Carrera electas por sus docentes y estudiantes?
Cada Junta estaría compuesta por docentes y estudiantes elegidos en forma directa (en la misma votación en que se eligen a los representantes para el Consejo Directivo), por medio de un padrón docente único (es decir, que todo docente nombrado vote). Las Juntas tendrían carácter consultivo, trabajando a la par de las restantes autoridades de la Facultad, pero su legitimación emanaría directamente de los estudiantes y docentes cuya carrera dirigen. La legitimidad de este reclamo es algo que nadie puede negar, en tanto el propio estatuto de la UBA obliga a los docentes y a los estudiantes a votar, en elecciones bianuales, a las autoridades políticas de la Universidad y de la Facultad.
Desde la Asamblea de Docentes entendemos que este proceso de democratización no puede ser un mero “cambio de etiquetas”. Es decir, no puede separarse de otras reivindicaciones esenciales: claustro único docente, apertura de concursos para todos los cargos, salario para los ad-honorem y reapertura de la negociación salarial. Es decir, no queremos que se pierda de vista que la degradación de la carrera docente que se vive en nuestra Facultad, y en la Universidad en general, también atenta contra la participación y los derechos de los trabajadores docentes
Las Juntas por Carrera posibilitan una dinámica democrática de trabajo para un amplio espectro de decisiones, puesto que aumenta la participación de los estudiantes y docentes de la carrera. Esto significa la posibilidad de que se exprese una pluralidad de voces, y la creación de un espacio permanente y abierto de seguimiento de los temas de interés de la comunidad académica mencionados previamente (llamados a concurso, asignación de rentas y nombramientos, discusión de contenidos, etc.). De esta forma, la responsabilidad por la toma de decisiones en la Facultad recae sobre aquella, y no sólo sobre autoridades ubicadas en sus cargos “a dedo”. Este espacio democrático y participativo hoy falta en la FCE. Un ámbito abierto y pluralista de decisión que transforme radicalmente el esquema actual de funcionamiento, mejorando la institucionalidad democrática de la Facultad, y delegando el poder (hoy centralizado) en representantes directos de los claustros universitarios.
Por todo ello, convocamos a la realización de una semana intensiva de reflexión y debate en los cursos del 1 al 5 de noviembre, en la que todos los docentes y estudiantes podamos debatir conjuntamente sobre este problema y sus consecuencias, así como invitamos a la elaboración de trabajos y documentos sobre esta situación, de cara a su difusión entre distintos sectores dentro y fuera de la comunidad académica de nuestra Facultad. Invitamos a todos los docentes a dedicar una clase, o parte de una clase, a presentar esta problemática en sus cursos, de cara a avanzar hacia una solución basada en el debate de todos los sectores involucrados.
Además convocamos a toda la comunidad académica de la Facultad a debatir y organizar en conjunto las acciones a seguir, en la Asamblea Interclaustros del jueves 11 de noviembre a las 19 hs. en la Rotonda (sede Córdoba, FCE-UBA).

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